El edificio Biokutxa sitúa a Euskadi en la “primera división” de la medicina regenerativa. Inbiomed es el primer y princial inquilino
“Es la historia de una regeneración arquitectónica y biológica”. Con estas palabras, el neurólogo Gurutz Linazasoro, presidente ejecutivo de la Fundación Inbiomed, ofició ayer en San Sebastián la presentación del centro Biokutxa ubicado en las emblemáticas torres Arbide.
Regeneración biológica porque Inbiomed, una fundación privada sin ánimo de lucro cuyo principal patrono es Kutxa, es el primer y principal inquilino. El centro investiga con células madre para la aplicación a enfermedades cancerígenas, neurodegenerativas y cardiovasculares. “Con este edificio Inbiomed forma parte de la primera división en la investigación de la medicina regenerativa”, señaló Linazasoro.
Regeneración arquitectónica porque hace 33 años, el tesón y la visión del que fuera entonces director de la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián Nicolás Lasarte hicieron que se trasladaran las torres piedra a piedra desde el centro de la ciudad hasta Miramón. 6.300 bloques, 2.000 toneladas, numeradas una a una para que reconstruirlas a imagen y semejanza de cuando lucieron en el triángulo que ocupaban entre las calles San Marcial, Echaide y el paseo de los Fueros.
Durante la inauguración, el presidente de la Kutxa, Xabier Iturbe, ratificó el compromiso de la entidad financiera con la obra social, “a pesar de la crisis”, recalcó, que se plasma en el diseño de nuevos proyectos sanitarios y científicos buscando el bienestar social. “El centro está llamado a ser el eje de la investigación biomédica impulsada por la Kutxa”, añadió Iturbe.
Entre los asistentes se encontraban, Martín Garitano, diputado general de Gipuzkoa, Lohitzune Txarola, presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa y Cristina Garmendia que antes de ser ministra de Ciencia e Innovación con el anterior gobierno fue presidenta de Inbiomed.
El nuevo edificio, de 3.000 metros cuadrados, empezó a gestarse en 2002 cuando la Obra Social de Kutxa adquirió los terrenos sobre los que se ha construido. La primera piedra se puso en septiembre de 2010 y la inversión ha sido de 7,92 millones de euros. Bajo las torres Arbide, iconos de la arquitectura donostiarra que ha sido sede de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, se encuentra el nuevo edificio que dispone de los equipamientos más vanguardistas en perfecta simbiosis.
Diseñado en tres pisos por el arquitecto Joaquín Montero, cuenta con dos plantas gemelas de laboratorio y una tercera en el sótano que acoge las plataformas tecnológicas; salas para manipular células madre o almacenar virus. El edificio se comunica con las torres donde se encuentran las oficinas administrativas.
Actualmente, se encuentran 40 investigadores trabajando pero se prevé que en tres años lleguen al centenar. “Cuando nos convirtamos en un referente internacional”, auguró Linazasoro.
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