Un conjunto de investigadores de la Universidad de Cambridge en colaboración con el Centro de Medicina Regenerativa MRC han logrado que Jasper, un perro salchicha de 10 años de edad, haya recuperado el uso de sus patas traseras después de inyectarle células obtenidas de la mucosa de su hocico. Células que han mostrado un notable potencial para reemplazar los nervios dañados y que al igual que a Jasper, se ha realizado en un total de 23 perros. Según los investigadores, un método revolucionario que podría aplicarse en la reparación de la médula espinal de los seres humanos.
Cuentan los investigadores que todos los perros tratados habían sufrido lesiones en la médula espinal como consecuencia de accidentes o problemas de espalda al menos un año antes del estudio. Ninguno de ellos podía hacer uso de sus patas traseras para caminar o sentir sensación alguna.
Para el estudio, los perros tenían células olfativas envainadas (OECs) tomadas del hocico, inyectando en la médula espinal un cultivo de células procedentes de las membranas de mucosas de su hocico. Estas células, que se encuentran en la parte posterior de la cavidad nasal, son la única parte del cuerpo donde las fibras nerviosas continúan creciendo en la edad adulta. De hecho, el potencial de estas células para ayudar en la reparación de la médula espinal se sabe desde hace décadas, incluso se han llevado a cabo estudios anteriores con ratones que indicaban que las células tenían un potencial regenerador potente.
Los científicos explicaron que varias semanas después de la extracción inicial, las células fueron inyectadas en la parte lesionada de la espalda de los perros para ayudar a regenerar el daño hecho a su columna vertebral. Tras un mes, se ensayaron a los perros para determinar la función neurológica y su capacidad para caminar.
Sorprendentemente observaron una mejoría significativa. Según los investigadores, aunque no perfecta, los perros habían recuperado la función importante de las patas traseras, previamente paralizadas. Algunos de ellos incluso recuperaron el control del intestino y la vejiga después del tratamiento.
Aún así, los investigadores comentan que las nuevas conexiones nerviosas se generan en distancias cortas dentro de la médula espinal, lo que probablemente tendrá que ser corregido con una intervención complementaria.
Un tratamiento que deberá pasar más pruebas antes de poder ser aplicado en pacientes humanos.
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