Un grupo de investigadores en Israel ha anunciado un importantísimo avance contra la insuficiencia cardíaca. Los científicos lograron por primera vez con éxito tomar células de piel en pacientes aquejados con la dolencia, transformándolas en beneficiosas y superando los tejidos del corazón. Los resultados significan que en el futuro se podrían reprogramar las células para reparar corazones dañados.
Según cuenta Lior Gepstein, del Technion-Israel Institute of Technology y jefe del estudio:
Hemos demostrado que es posible tomar células de la piel de un paciente anciano con insuficiencia cardiaca avanzada y terminar con sus propias células batiendo en saludables jóvenes, el equivalente a la etapa de las células de su corazón cuando él apenas había nacido.
La insuficiencia cardíaca es una enfermedad debilitante en la que el corazón es incapaz de bombear suficiente sangre en todo el cuerpo. Aunque actualmente y con los avances médicos muchas personas sobreviven a los ataques al corazón, las personas con insuficiencia cardíaca grave tienen que depender de dispositivos mecánicos o esperar por un implante.
Por esta razón los investigadores han estado estudiando células madre precedentes de diversas fuentes durante más de una década. Siempre se ha tenido la esperanza de sacar provecho de la capacidad de transformarse en una gran variedad de otros tipos de células con los que tratar diferentes enfermedades.
Existen dos formas principales de células madre, las células madre embrionarias cosechadas a partir de embriones, y las reprogramadas células madre pluripotentes inducidas (IPS), originarias de la piel y la sangre.
El equipo de Gepstein tomó las células de la piel de dos hombres con insuficiencia cardíaca (de 51 y 61 años) y las transformó mediante la adición de tres genes. El resultado fue que que las IPS resultantes fueron capaces de diferenciar y convertirse en células musculares del corazón o cardiomiocitos. Habían conseguido desarrollar células en el corazón idénticas a las de una persona sana sin la dolencia.
Lo consiguieron en laboratorio manteniendo el latido en conjunto durante 24-48 horas entre los “nuevos” cardiomiocitos y el tejido cardíaco ya existente.
Un trabajo espectacular al que le espera un largo recorrido antes de que comiencen los primeros ensayos clínicos (presumiblemente en 10 años). A partir de aquí, los investigadores tendrán que estudiar que los IPS derivados no sean rechazados en el tiempo.