viernes, 20 de abril de 2012

Un trasplante de fotorreceptores devuelve la visión a ratones ciegos



Los resultados de una investigación podrían impulsar el desarrollo de tratamientos que curen enfermedades oculares humanas


Un equipo de investigadores del Instituto de Oftalmología del University College London del Reino Unido ha demostrado por vez primera que el trasplante de fotorreceptores sensibles a la luz y sanos, en los ojos de ratones ciegos, puede hacer que estos animales recuperen la visión. Este logro podría constituir la base para nuevos tratamientos contra la ceguera ocasionada por enfermedades oculares degenerativas, como la degeneración macular o la retinosis pigmentaria, afirman los científicos. Una esperanza que se añade a la de otros intentos de cura de esta incapacidad, como el de las prótesis de retina. Por Yaiza Martínez.


Fuente: PhotoXpress.
Fuente: PhotoXpress.
Un equipo de investigadores del Instituto de Oftalmología del University College London (UCL), en el Reino Unido, ha demostrado por vez primera que el trasplante de fotorreceptores sensibles a la luz y sanos, en los ojos de ratones ciegos, puede hacer que estos animales recuperen la visión. 

La investigación sugiere, por tanto, que el trasplante de unas células nerviosas sanas, que revisten la parte posterior del ojo, podría ser la base de nuevos tratamientos contra la ceguera humana ocasionada por enfermedades oculares degenerativas. 

Características del procedimiento 

Según explica el UCL en un comunicado, el procedimiento seguido fue el siguiente: los científicos inyectaron células de un ratón joven y sano directamente en las retinas de ratones adultos, que carecían de bastones funcionales. 

Los bastones son unas células fotorreceptoras de la retina, cuya pérdida ocasiona la ceguera típica de muchas enfermedades oculares humanas, incluidas la degeneración macular asociada a la edad, laretinosis pigmentaria o la ceguera relacionada con la diabetes. 

En general, en el ojo hay dos tipos de fotorreceptores, los bastones y los conos. Las células trasplantadas fueron concretamente células fotorreceptoras inmaduras (o progenitoras) de bastones. Estas células son particularmente importantes para ver en la oscuridad, porque son muy sensibles, incluso en entornos con niveles lumínicos muy bajos. 

Después de entre cuatro y seis semanas, las células trasplantadas funcionaban casi tan bien como las células fotorreceptoras de bastón normales. Además, se comprobó que habían formado las conexiones necesarias para transmitir la información visual al cerebro de los ratones. 

Prueba de ello fue que, al introducir a ratones ciegos que habían recibido las nuevas células de bastón en un laberinto poco iluminado, éstos fueron capaces de usar una clave visual para encontrar rápidamente una plataforma oculta dentro el laberinto. 

Por el contrario, ratones ciegos no tratados con este método sólo encontraron la misma plataforma por casualidad, y después de realizar una extensa exploración del laberinto.

Posible tratamiento para miles de personas 

El profesor Robin Ali, del Instituto de Oftalmología del UCL y director de la investigación afirma que: “Hemos demostrado por vez primera que las células fotorreceptoras trasplantadas pueden integrarse con éxito en el circuito ya existente de la retina, y mejorar realmente la visión. Tenemos la esperanza de poder repetir pronto este éxito con fotorreceptores derivados de células madre embrionarias, y con el tiempo desarrollar las primeras pruebas en humanos”. 

“Aunque aún quedan muchos pasos que dar antes de que este método esté disponible para los pacientes, podría propiciar el desarrollo de tratamientos para miles de personas que han perdido la vista como consecuencia de trastornos oculares degenerativos. Los hallazgos, además, abren el camino a técnicas de reparación del sistema nervioso central, dado que demuestran la sorprendente capacidad del cerebro para conectarse con neuronas nuevas trasplantadas”, añade Ali. 

Rachael Pearson, autora principal de la investigación, explica por su parte que “ahora estamos descubriendo nuevas formas de potenciar la eficiencia del trasplante de fotorreceptores de cono y de incrementar la eficiencia de los trasplantes en retinas muy degeneradas. Probablemente, tendremos que lograr ambas cosas para poder desarrollar tratamientos efectivos para pacientes”. 

En una investigación previa, publicada en la revista Nature, los científicos ya habían demostrado que es posible trasplantar células fotorreceptoras en la retina de ratones adultos, siempre que las células del ratón donante se encuentren en un estadio específico de desarrollo: cuando la retina está casi formada, pero aún no completamente. 

En el presente estudio, que también ha aparecido en Nature, Ali y sus colaboradores han conseguido mejorar el procedimiento de trasplante para incrementar el número de células integradas en los ratones receptores y, por tanto, para poder restaurar la visión de estos animales.

Las células fotorreceptoras trasplantadas (en verde) pueden integrarse y formar conexiones funcionales en la retina de un ratón adulto ciego, y devolverle la visión. Imagen: Robin Ali. Fuente: UCL.
Las células fotorreceptoras trasplantadas (en verde) pueden integrarse y formar conexiones funcionales en la retina de un ratón adulto ciego, y devolverle la visión. Imagen: Robin Ali. Fuente: UCL.
Más esperanza 

Los hallazgos realizados por Ali y su equipo se suman a otro descubrimiento sobre las células fotorreceptoras, relacionado con la recuperación de la visión. 

En 2010, un equipo de investigadores de la Universidad John Hopkinsde Estados Unidos, descubrió que, a pesar de que se creía que la visión era posible sólo gracias a la existencia de los bastones y conos, en realidad existe otro tipo de células fotosensibles (las ipRGCs), también presentes en la retina pero que se pensaba tenían otras funciones, que pueden aportar cierto grado de visión a las personas ciegas. 

En experimentos realizados en aquella ocasión, se demostró que ratones que carecían de bastones y conos, pero que contaban con este otro tipo de células, efectuaron ciertas tareas de capacidad visual mejor que ratones que carecían de ellas. 

Los investigadores afirmaron que estos resultados suponen que, incluso un sistema simple de detección lumínica, como el de las ipRGCs, presentaría una increíble diversidad y podría ayudar a recuperar cierto grado de visión. 

Las ipRGCs fueron identificadas por vez primera en 2002 por científicos de la Universidad Brown. Entonces, se descubrió que estas células son fotosensibles, incluso en ojos ciegos. 

En lo que a intervención en los ojos para intentar restaurar la visión se refiere, además del trasplante celular mencionado, se han intentado otros métodos, como el sistema creado por un equipo de científicos japoneses (unas gafas de sol con cámaras de filmación de imágenes y electrodos incorporados) que hace llegar señales visuales al cerebro o las prótesis de retina.

sábado, 14 de abril de 2012

Los babuinos pueden distinguir palabras con significado



Una investigación descubre que el reconocimiento de signos no es exclusivo de los humanos



Investigadores europeos han descubierto que los babuinos son capaces de reconocer palabras escritas. En un experimento, aprendieron a discriminar docenas de palabras con sentido entre más de 7.000 sin sentido. Este descubrimiento significa que el reconocimiento de signos no es exclusivo de los humanos.


Ejemplar de babuino Papio Papio, similar al del experimento. Imagen: Atamari.
Ejemplar de babuino Papio Papio, similar al del experimento. Imagen: Atamari.
Los babuinos Papio papio no tienen habilidades lingüísticas, pero sí pueden reconocer palabras escritas, según un estudio publicado en la revistaScience. Este hallazgo cambia el paradigma de que el reconocimiento de signos es algo inherente al lenguaje y, por lo tanto, a los humanos. 
  
Papio es un género de primates catarrinos de la familia Cercopithecidae conocidos vulgarmente como papiones o babuinos. Son los mayores monos del Viejo Mundo, los primates más corpulentos de hecho si se exceptúan los grandes simios y los simios menores. 
  
“La clave de esta investigación es que para discernir las palabras con y sin sentido, los babuinos no han utilizado una aproximación holística, sino la información de las letras individuales“, explica Jonathan Grainger, investigador de la Universidad de Aix-Marsella y primer autor del trabajo. 
  
Grainger y sus colegas han estudiado un grupo de babuinos en cautividad que vivían en una zona vallada con varias cabinas con ordenadores. En el experimento, los monos observaban en la pantalla combinaciones de cuatro letras y tenían que discernir si la palabra tenía sentido o no. 
  
Si acertaban, recibían comida como premio. En un periodo de un mes y medio, los primates aprendieron a discriminar docenas de palabras con sentido entre más de 7.000 sin sentido. 
  
Los primates aprendieron a discriminar docenas de palabras con sentido entre más de 7.000 sin sentido. 



Los científicos piensan que, en humanos y babuinos, el modo de reconocer las palabras a través de las letras imita a la manera en la que reconocemos un objeto cotidiano como la suma de sus partes. “Sabemos que una mesa es una mesa cuando vemos una tabla y cuatro patas dispuestas en una configuración espacial particular” señala el investigador. 
  
Código ortográfico, sonido y significado 
  
“Estos resultados con babuinos abren la puerta a infinidad de proyectos relacionados con la capacidad cognitiva y de lectura de otros animales”, declara Grainger. Además, los científicos están seguros de que el mismo procesamiento cognitivo está presente en otros primates. 
  
A la habilidad de reconocer combinaciones específicas de letras se la conoce como ‘procesamiento ortográfico’ y es el primer paso en el proceso de aprender a leer. A partir de aquí, los humanos asignan el código ortográfico a un sonido y a un significado, los otros dos bloques fundamentales en el proceso de leer palabras. Los siguientes pasos son más complejos e implican la lectura de frases enteras y la sintaxis. 
  
“Uno de nuestros próximos proyectos será examinar cómo los babuinos asocian palabras impresas con significados. No hay razón para pensar que no tendremos éxito”, concluye Grainger. 
  



Referencia 
  
Grainger J.; DufauS.; Montant M.; Ziegler J.C.; Fagot J. Orthographic Processing in Baboons (Papio papio). Science 336: 245-248. Abril de 2012. DOI: 10.1126/science.1218152 
Fuente

sábado, 7 de abril de 2012

Los vuelos supersónicos podrían volver, gracias al novedoso diseño de un biplano



Investigadores del MIT modifican un avión del siglo pasado, para reducir el ruido y el gasto de combustible en velocidades superiores a la del sonido


Un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), EN Estados Unidos, está desarrollando un modelo de avión biplano que podría reducir el ruido de los aviones ultrasónicos, así como ahorrar casi la mitad de combustible, los dos motivos por los que hace casi nueve años que no se realiza ningún vuelo de este tipo. El modelo está basado en un diseño de mediados del siglo pasado ideado por el ingeniero Adolf Busemann, y al que le faltaba propulsión para romper la barrera del sonido. Por Carlos Gómez Abajo.


Dibujo conceptual de un biplano ultrasónico. Imagen: Christine Daniloff. Fuente: MIT News.
Dibujo conceptual de un biplano ultrasónico. Imagen: Christine Daniloff. Fuente: MIT News.
Durante 27 años, el Concorde dio a sus pasajeros un lujo poco común: ahorro de tiempo. Por una tarifa nada despreciable, el elegante jet supersónico transportaba a los viajeros de Nueva York a París en apenas tres horas y media - tiempo suficiente para dormir una siesta y un aperitivo. Con los años, los billetes caros, los altos costes del combustible, el cupo limitado y las molestias del ruido provocado por la ruptura de la velocidad del sonido disminuyeron el interés y la venta de vuelos. El 26 de noviembre de 2003, el Concorde - y los viajes supersónicos comerciales - se retiraron del servicio. 

Desde entonces, varios grupos han estado trabajando en diseños para la próxima generación de aviones supersónicos. Ahora, un investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha inventado un concepto que puede resolver muchos de los problemas que afectaron al Concorde, según informa en una nota de prensa el propio centro de investigación. Qiqi Wang, profesor asistente de aeronáutica y astronáutica, dice que la solución, en principio, es simple: en lugar de volar con un ala a cada lado, ¿por qué no dos? 

Wang y sus colegas Rui Hu, investigador postdoctoral en el Departamento de Aeronáutica y Astronáutica, y Antony Jameson, profesor de ingeniería en la Universidad de Stanford, han demostrado, a través de un modelo de ordenador, que un biplano modificado puede, de hecho, producir una resistencia significativamente menor que un avión convencional de una sola ala a velocidad de crucero supersónica. El grupo publicará sus resultados en el Journal of Aircraft

Esta disminución de la resistencia, de acuerdo con Wang, implica que el aeroplano requeriría menos combustible para volar. También significa que el avión produciría menos estampido sónico. 

"El estampido sónico es, en realidad, las ondas de choque creadas por los aviones supersónicos, propagadas a la tierra", explica Wang. "Es como oír disparos. Es tan molesto que a los aviones supersónicos no se les permitió volar sobre la tierra. " 

Doble de alas, doble de diversión 

Con el diseño de Wang, un avión con dos alas - una encima de la otra – cancelaría las ondas de choque producidas por cada una de ellas si estuvieran solas. Wang cita al ingeniero alemán Adolf Busemann como creador del concepto original. En los años 50 del pasado siglo, a Busemann se le ocurrió un diseño de biplano que prácticamente elimina las ondas de choque a velocidades supersónicas. 

Normalmente, cuando un avión convencional se acerca a la velocidad del sonido, el aire comienza a comprimirse en la parte delantera y trasera del aparato. Cuando el avión alcanza y supera la velocidad del sonido (Mach 1), el aumento repentino de la presión de aire crea dos enormes ondas de choque que irradian hacia fuera en los dos extremos de la nave, produciendo un estampido sónico. 

A través de cálculos, Busemann encontró que un diseño en forma de biplano podía acabar con las ondas de choque. Cada ala del diseño, cuando se ve desde un lateral, tiene la forma de un triángulo aplanado, con las alas superior e inferior que apuntan la uno hacia la otra. La configuración, según sus cálculos, anula las ondas de choque producidas por cada ala sola. 

Sin embargo, al diseño de Busemann le faltaba propulsión: Las dos alas a cada lado crean un canal muy estrecho a través de las cuales sólo puede fluir una cantidad limitada de aire. En la transición a velocidades supersónicas, el canal, dice Wang, podría “atascarse”, creando una fricción increíble. Mientras que el diseño de Busemann podría funcionar muy bien a velocidades supersónicas, no puede superar la resistencia para llegar a esas velocidades.

Impulso para una teoría sólida 

Para abordar la cuestión de la fricción, Wang, Hu y Jameson diseñaron un modelo de computadora para simular el funcionamiento del biplano de Busemann a diferentes velocidades. A una velocidad dada, el modelo determinaba la forma óptima del ala para minimizar la resistencia. Los investigadores agregaron luego los resultados de una docena de diferentes velocidades y 700 configuraciones de las alas para llegar a una forma óptima para cada ala. 

Encontraron que suavizar ligeramente la superficie interior de cada ala creaba un canal más ancho a través de la cual el aire podía fluir. Los investigadores también descubrieron que, con otras modificaciones, este biplano conceptual sufría la mitad de la resistencia que aviones supersónicos convencionales como el Concorde. Wang señala que esto podría reducir la cantidad de combustible necesario a menos de la mitad. 

"Si lo piensas bien, cuando un avión despega, no sólo tiene que llevar a los pasajeros, sino también el combustible, y si se puede reducir el consumo de combustible, puede reducir la cantidad de combustible que necesita para llevar, que a su vez reduce el tamaño de la estructura que necesita para llevar el combustible", resume Wang. "Es una especie de reacción en cadena." 

El siguiente paso del equipo es diseñar un modelo en tres dimensiones para tener en cuenta otros factores que afectan el vuelo. Si bien los investigadores del MIT están buscando un diseño único y óptimo para el vuelo supersónico, Wang apunta que un grupo de investigadores japoneses ha logrado avances en el diseño de un biplano similar al de Busemann, con piezas móviles: las alas cambiarían de forma en pleno vuelo para alcanzar velocidades supersónicas. 

"La gente cada vez tiene más ideas sobre cómo mejorar el diseño clásico”, destaca Wang.. "Esto puede conducir a una mejora drástica, y puede haber un auge en este campo en los próximos años.

martes, 3 de abril de 2012

Historia de la Tecnología: Robert Noyce


Muchos de los dispositivos que hoy podemos disfrutar son consecuencia del esfuerzo y la visión de un gran número de personas que, a través de la historia, han ido construyendo la base de nuestra tecnología. Hace unos meses dedicamos este rincón de historia de la tecnología al Intel 4004, el primer microprocesador de la historia, un producto desarrollado por una de las empresas tecnológicas más importantes, Intel, que fue fundada por dos visionarios (Robert Noyce y Gordon Moore) que formaron parte del grupo de los “8 traidores” que impulsaron el Silicon Valley cuando fundaron Fairchild Semiconductor. Hoy vamos a dedicar unos minutos a conocer a Robert Noyce, uno de los fundadores de Intel que era también conocido como “el Alcalde de Silicon Valley”.
Robert Norton Noyce (12 de diciembre de 1927 – 3 de junio de 1990) nació en Burlington (Iowa) en el seno de una familia vinculada a la Iglesia congregacional (su padre era pastor) y desde que asistía a la escuela mostró gran interés en las ciencias, las matemáticas y la física (con poco más de 12 años construyó un pequeño aeroplano, una radio desde cero y un trineo motorizado). En su último año de secundaria, Robert Noyce se especializó en Física y optó por cursar dichos estudios en la Universidad (comenzando en el Grinnel College en 1945). En 1949, Noyce se graduó en Ciencias Físicas y Matemáticas en la Grinnel College, un lugar que marcaría un punto de inflexión en su carrera puesto que fue donde vio por primera vez un transistor y, a raíz de su estupenda relación con el profesor Grant O. Gale, decidió continuar sus estudios de doctorado en el MIT.
Tras finalizar sus estudios doctorado, su primer contacto con el mundo laboral fue en 1953 como investigador en la Philco Corporation en Filadelfia donde permanecería hasta 1956, momento en el que entraría en contacto con una de las figuras claves en el campo de la electrónica, William Shockley. Noyce se mudó a Mountain View (California), un enclave alrededor del cual crecería el Silicon Valley que hoy en día conocemos, y allí comenzó a trabajar junto a 11 jóvenes doctores a las órdenes de Shockley en el desarrollo de dispositivos semiconductores. Las desavenencias del equipo con su jefe llevaron a 8 de estos jóvenes a plantearse volar en solitario y estos 8, que se conocerían como los “8 traidores” emprenderían la aventura de fundar una de las primeras empresas dedicadas a la fabricación de dispositivos seminconductores:Fairchild Semiconductor.
Julius Blank, Victor Grinich, Jean Hoerni, Eugene Kleiner, Jay Last, Sheldon Roberts,Robert Noyce y Gordon Moore (que sería el responsable de enunciar la Ley de Moore) fundaron la compañía contando con un capital de 3.500 dólares y tras buscar financiación encontraron un socio que les permitió arrancar la compañía en octubre de 1957 y desarrollando el primer circuito integrado en 1958.
En 1968, Moore y Noyce decidieron abandonar Fairchild Semiconductor para afrontar un nuevo proyecto también vinculado al mundo de los semiconductores: Intel Corporation. Intel fue fundada el 18 de julio de 1968 como Integrated Electronics Corporation, un nombre que no fue la primera opción que barajaron y que, como estaba registrado por una cadena hotelera, tuvieron que comprar a los propietarios de la marca. De hecho, la primera opción fue “Moore Noyce” pero como sonaba mal pensaron en NM Electronics, un nombre que usaron durante un año antes de adoptar el de Intel.
Arthur Rock fue el presidente de la junta de Intel dado que fue el principal inversor de la misma y, según afirmó, se embarcó en el proyecto gracias a los tres pilares que lo sustentaban: Noyce, visionario nacido para inspirar, Moore, virtuoso de la tecnología, yAndrew Grove, el técnico reconvertido en científico de la gestión y que sería el primer empleado de la compañía.
Noyce era un visionario pero, para los ejecutivos de la época, no era considerado un buen gestor porque trataba con familiaridad a los empleados y valoraba el trabajo en equipo y la iniciativa de los empleados en detrimento de los privilegios de los ejecutivos (no era partidario de los coches de empresa, aparcamientos reservados, aviones privados, oficinas ostentosas, etc). Si bien estos factores sirvieron para que los proyectos de la compañía fueran un éxito y se ganase el favor de los empleados, Andrew Grove pensaba más en maximizar beneficios y en la productividad por lo que solían existir fricciones entre ambos directivos.
Siempre trabajó para promocionar la industria de los semiconductores de Estados Unidos, de hecho, durante sus últimos años en activo presidió un consorcio de 14 fabricantes y el gobierno de Estados Unidos para promover la industria americana frente a la japonesa.
Este atípico CEO recibió en 1987 la Medalla Nacional de Tecnología y el premio de la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos en 1989, la Medalla Stuart Ballantine del Instituto Franklin en 1966, la Medalla de Honor del IEEE en 1978, la Medalla Nacional de Ciencias en 1979 y, coincidiendo con su 84 cumpleaños, Googlele dedicó un Doodle especial.
El 3 de junio de 1990, Noyce sufrió un ataque al corazón en su casa, falleciendo poco después en el Centro Médico de Seton de Texas a la edad de 62 años.
Se dice que cuando era pequeño jugó en una ocasión al tenis de mesa con su padre y Noyce le ganó. Su madre le dijo que su padre le había dejado ganar y, al escuchar eso, se enfadó y le contestó con una frase que puede resumir muy bien su vida y su legado:
¡Si vas a jugar, juega para ganar!

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